Un lago
Cuentan que
la profundidad de un lago
es
semejante a la altura
de las
montañas que lo rodean.
Cada vez
que observo
esa
superficie
al ras de
una breve playa
me conmueve
este pensamiento.
Era un día
de febrero
un día
cálido, sin viento.
Carmen
dormía.
Vos y yo
caminábamos en el muelle
haciendo
equilibrio
entre
hierros atravesados
sobre un
apoyo invisible.
No te
animabas a zambullirte
–el agua de
un lago siempre es fría, casi helada–
yo apenas
jugaba con los pies descalzos
en el
oleaje.
Todo el
mundo estaba ahí.
La cabaña a
pocos metros
el silencio
y en la
montaña
la
presencia inalterable del fondo del lago.
A
nuestra familia Quintana en Esquel
Alabanza
Por tres
generaciones
–que yo
sepa–
las mujeres
de mi familia
perdieron
su cría.
Cuando
esperaba a mi hijo pensaba en ello.
Comprendí
que estaba marcada
que era
posible tanto
la noche
como el día
por eso
le hablaba
a mi criatura
como quien
en el buen clima siega el heno
y para el
tiempo inclemente
prepara los
enseres.
Sangré.
Sangrar no
es buena cosa antes del parto.
Ahora
cuando mi
hijo va y viene por los caminos del Señor
siento su
presencia natural, como la lluvia o el ciruelo
pero hay un
instante, en cada día,
que
vislumbro el milagro
–la
diferencia–
y
agradezco.
En el resquicio del invierno
En el
resquicio del invierno
las brasas
arden
ascuas del
sol que permanece desnudo
sobre las
tejas del hogar.
Alegría y
dolor acampan
bajo un mismo
cielo.
De cada
reino, seres celestes,
cruzan
hacia la Comarca.
Un orden
cambia
pero la
rosa mosqueta aún crece entre los espinos
y las yemas
germinan en las araucarias.
Fiel a
aquello que querían nuestras almas
la madurez
arrebata a la tristeza
sus candelabros
nocturnales.
De la mano
de los alquimistas
como lobos
helados
sin temor
al silbido de las balas
regresamos.
Contextos
Una torre
cilíndrica de hormigón.
Es lo
primero que puede verse en la distancia.
Luego las
casas precarias
los muros
y por fin
las rejas.
Después, el
alambre de púa
la basura
sobre el barro
y un poco
más lejos
la villa
los carros
los perros
flacos y sedientos.
Dentro
en un mundo
parecido al nuestro
me aguardan
amigas de
otra vida
reencontradas
no sé muy
bien, todavía, por qué.
Fuente: Bajo los ríos del cielo,
Sandra Cornejo, Ediciones Al Margen, La Plata, 2014.
Sandra
Cornejo nació en La Plata en 1962. Es Licenciada en
Periodismo y Comunicación Social por la Universidad Nacional de La Plata
(UNLP). Trabaja en diversos ámbitos en comunicación institucional y gestión
cultural. Luego de obtener la diplomatura en el Posgrado de Lectura, Escritura
y Educación (FLACSO) comenzó a dictar talleres de literatura en Contextos de
Encierro. Publicó cinco libros de poesía: Borradores (Cuadernos de Sudestada, 1989), Ildikó (Último Reino, 1998), Sin
suelo (Ediciones Vox, 2001), Partes
del mundo (Alción Editora, 2005) y Bajo
los ríos del cielo (Ediciones Al Margen, 2014). En 2012, “Cuadernos
orquestados”, colección de poesía dirigida por Abel Robino, dio a conocer una
selección de sus textos éditos e inéditos con el título Todo lo perdido reaparece. Poemas suyos fueron incluidos, asimismo,
en las siguientes antologías: Poetas
argentinas (1961-1980) (Ediciones del Dock, 2007), Antología de poetas argentinos II (Free Verse Website, Irlanda,
2009) y El verso toma la palabra,
selección de 33 poetas argentinos (Homoscriptum y la Universidad Autónoma de
Nuevo León, México, 2010). Edita el
sitio web Tuerto Rey (www.tuertorey.com.ar). Con referencia a su nuevo libro,
escribe María Teresa Andruetto en la contratapa del mismo: “Leí con avidez Bajo los ríos del cielo del que ya
conocía el Tríptico de Santiago.
Después, en la mansedumbre de las relecturas, el libro se me fue quedando en el
alma, como ya han quedado Sin suelo (Vox,
2001) y Partes del mundo (Alción,
2005). Quedar en la memoria de un lector es, como bien lo sabía Banchs, la
única gloria del poeta. Luego podríamos hablar de las zonas que estos poemas
visitan (el tiempo, los amigos, la vida que se bifurca, los hijos) y sobre todo
del uso tan personal del lenguaje, del equilibrio entre lo biográfico y lo
ficcional, lo emotivo y lo material, lo cotidiano y el misterio…, de la
vitalidad, la melancolía, el desencanto. Conmovedoras en su condensación y en
el trabajo exquisito de la forma, las palabras aquí calzan a su materia como un
guante, todo lo cual convierte a Sandra Cornejo en una de las voces más
sugerentes de su generación. Sin embargo, esta tarde, aquí en las sierras,
leyendo sus poemas bajo los ríos de este cielo, más que decir todo eso, lo que
quisiera es contarles que estos versos se han quedado conmigo y que yo, como en
las líneas finales del Tríptico, me
he convertido en esa que/ retirándose del sitio que le dio
cobijo/ junta las palmas, agradece…/ conserva la inmensa prontitud/ y se va/
abrigadísima de Dios.”
Bajo los ríos del cielo será
presentado el viernes 30 de mayo a las 19hs en la Alianza Francesa de La Plata,
calle 59 N° 626, entre 7 y 8.
Foto: Sandra Cornejo. Fuente: Gentileza de Sandra Cornejo.
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