miércoles, 7 de mayo de 2014

Mario Porro





















Tú, el alma buscada

VI

Sí, eras tú.
Estabas esta tarde
en la brisa,
en el sol, en el árbol,
en el agua.
No, no eras tú.
Sólo era ella,
la mujer
–y me besaba–.
Sí, ella.
¿No eras tú?

Fuente: En amor por el tiempo, el tiempo, Mario Porro, Ediciones Botella al Mar, Buenos Aires, 1956.


Jarrón chino

a Abelardo P. A.

La mariposa
llega
se apoya
sobre la flor
Liba

Cuando se va
la flor
despierta
Mira
como su sueño
se aleja
agitándose
voluptuosamente
El aire
se llena de rubor

Estoy allí
Ojos semicerrados
Siento
una brisa
apenas
sobre las sienes

¿Habrá en el universo
ahora
otro hombre
otra flor
otra mariposa?

Fuente: Sucesión del ser, Mario Porro, Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1998.


El pájaro se posó...

El pájaro se posó
en la rama
y los dos oscilaron
abajo arriba
Hasta que misteriosamente
el pájaro
se fue
hacia otro árbol
distante

La rama se estremeció
y quedó tiesa

¿Será ese un rito diario
o el azar del mundo
juntó sus soledades
íntimas impredecibles?

Fuente: Sucesión del ser, Mario Porro, Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1998.


Anteprimavera

a mis hermanos

El ciruelo
ha florecido
Temprano

Sin embargo
¡tantas vidas
han pasado!

Tus padres mis hermanos
los amigos

¡Cuánto amor caído!

La tierra amortiguó
su ansiedad

Hoy es nada
Memoria que huye

¿El cosmos
olvida acopia?

¿Ciclo inútil?

¿Qué es otoño?

Un perfume
crece
desde el suelo

Fuente: Sucesión del ser, Mario Porro, Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1998.


Atardecer

a Cacho Calveyra

Un extraño frescor
acerca la tarde
a mi corazón
Los verdes sobrecogen
Ha llovido

Un pájaro
deja su grito
de alegría
en la rama
que lo despide

La nube
casi azul
me avisa
el otoño

Es domingo

Podría estar solo
en el mundo
si no estuviera solo
en mi mundo
¡Ah congoja
sin sentido!

Hasta el sol
me abandona
y deja
en los últimos árboles
un adiós
que la sombra esconde

La casa
Las cosas
que yo amo
reservan un rincón
de abrigo

Cierro la puerta

Quién será

Fuente: Sucesión del ser, Mario Porro, Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1998.


Tropo de la noche

El olor
El tacto
puro

La ternura

Son ríos
que ya no frecuento
vienen
a mí
pequeñas olas
de mi niñez
Adolescencia
Juventud
Lentamente
se acurrucan
en la costa de mi ser

Pájaros
al anochecer
bajo las hojas
esperando
las sorpresas
de la noche

Fuente: Tropos, Mario Porro, Ediciones Al Margen, La Plata, 2000.


Casi invierno

El pájaro
caído
sobre las hojas

Su pequeña
muerte
parece ignorarlo

Las plumas
aún
se mueven
al viento

Cuántos cielos
cristalinos
reflejos
Soles diminutos
Aires asombrados
Ramas
esperando
¡Patios!
¡Miradas!
¡Tejados de alegría!
¡Nidos!

Todos
en tan pequeña
muerte
Acallados
Dormidos

Fuente: Tropos, Mario Porro, Ediciones Al Margen, La Plata, 2000.


Casas

Qué cerca es
la casa
que vivió
mi infancia

Qué cerca
de allí
la que ahora
acompaña
mis tiempos últimos

Las bolitas
el trompo
barriletes
Stravinsky
Bártok
Debussy

¡Ah las moscas
rubias verdes
en el fondo
del jardín
de John Perse!

Tejidos
de emoción
que rodean
ese tiempo
y lo esconden

Fuente: Tropos, Mario Porro, Ediciones Al Margen, La Plata, 2000.


La cena

a Leonardo, a mi padre

Solo

El silencio
corre por las sillas

Ellos se han ido
han escapado
por las ventanas
Pájaros
libres

El pan en la mesa
ya no los reúne
Cada uno
es él

Yo los recuerdo
los veo sentados
Celebran
juntos
¡Ah sus gestos!

Ahora me duele
la mano
en la mejilla

Casi luz
las sombras
retornan

El amor
se sienta
en cada silla
El pan
La mesa

Solo
¿Qué pregunta
es la ausencia?

Fuente: Tropos, Mario Porro, Ediciones Al Margen, La Plata, 2000.


Las formas que no olvido

Mi madre ya no estaba
pero mi vida sí.

Lejanos los jardines
que ella cuidaba
caían de su ausencia

Formas que quedan…

Noviembre de 2001

Fuente: Acopio a la muerte, Mario Porro, Libros El Búho, City Bell, 2012.

Mario Porro nació en Trenque Lauquen, Provincia de Buenos Aires, el 28 de marzo de 1921. A los tres años ya vivía en La Plata. Estudió en la Escuela Industrial y trabajó en Radio Universidad. En esta emisora cumplió diferentes funciones hasta llegar a ser Director de la misma. Además de escribir poemas desde los ocho años –según confesó una vez–, su interés por las artes y las ciencias lo llevó a realizar estudios de música, física, matemática y electrónica. Fue, asimismo, librero y cofundador de la revista de poesía “Espacios”, de la que aparecieron ocho números entre 1963 y 1964. En el trascurso de los años 60 se mudó a City Bell, donde murió el 2 de diciembre de 2001. Su obra poética publicada incluye los siguientes libros: Búsqueda por el amor (1950), En amor por el tiempo, el tiempo (1956), La vigilia y la roca (1957), Entremundo (1960), Mundo despierto (1983), Sucesión del ser (1998), Tropos (2000) y Acopio a la muerte (2012). A fin de comprender su pensamiento y su obra, vale la pena transcribir algunos fragmentos de “La poesía como proyecto de vida”, breve ensayo de Irina Bogdaschevski: “Para Mario Porro tanto la Física y las ciencias exactas en general, como todas las Artes, son hijas de la Metafísica. Según Mario el principio de todas las cosas es la palabra porque ‘... todo existe para el hombre a partir de haber sido nombrado’... Para Mario Porro la poesía es el proyecto de vida donde no puede faltar el conocimiento de la música moderna, las nuevas teorías de la aparición de vida en el universo, las nuevas experiencias plásticas, o las deducciones metafísicas de los filósofos contemporáneos. Toda esa suma de conocimientos y, más que nada, su increíble capacidad de razonar, le permiten hacer sus propios hallazgos, pensar sus propias teorías... Después de leer atentamente cualquier poema de Mario, vemos cómo, con máxima economía de medios, se nos introduce en el puro campo metafísico, iluminando de pronto nuestra existencia... La poesía de Mario es seria y reservada; el componente más valioso de todo arte –la emoción– Mario no lo oculta, lo revela en su poesía. La pareja reinante –el sonido y la idea– se presenta en su obra como la unidad orgánica equilibrada, porque su separación representaría el fin del misterio poético. La idea y el sonido sólo estando juntos gozan de una verdadera libertad porque ambos poseen sus límites naturales. El sonido en la poesía de Mario Porro es sobrio, la idea es siempre original, casi insólita, pero parca: surge la dulce, sugestiva apariencia habitual, en la cual el cielo se alcanza por medio de las señales terrenales... Mario Porro amplió muchísimo nuestros horizontes, nuestras posibilidades de captación de la poesía. Sin buscar las rupturas drásticas irracionales, pero sin temor tampoco de introducirnos en el difícil, pero noble mundo de la metafísica poética. Y éste es su mayor mérito”. (Para leer el texto de Bogdachevski completo pinchar acá: Aromito.)

 Foto: Mario Porro. Fuente: Aromito

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