Venérea
Venérea
huele a rojo de invierno
resplandeciente
a
sutiles surcos de hierbas
hundidos
en el bosque
se
esconde entre las sombras
dejando
pequeños indicios púrpura
que
marcan su presencia
en
el espacio
tiene
una voz muy dulce
tan
dulce que cuando habla
parece
que cantara dentro de ti
una
canción de cuna
son
canciones de soledades
y
ecos del tiempo
afiebrada
se
recuesta y observa
desde
la ventana
la
encrucijada del viento
su
refugio
II
Venérea
cobija sustancias que provienen del fuego
las
oculta en su pecho
las
mantiene secretas
a
sangre
saben
sus labios
el
trance se palpa en su piel
sus
besos son el veneno de las víboras
rojas
y chispeantes
en
sus ojos se reflejan
las
hogueras de la noche
las
toxinas que incendian las ciudades y sus muros
que
envilecen a los vagabundos
que
la veneran
ellos
veneran a Venérea
III
Venérea
posee los hechizos
el
secreto de las brujas
la
magia negra que ocultan los profetas
ella
los
seduce y embriaga
con
drogas oscuras
los
domina
ellos
permanecen callados
observándola
sumisos
a
veces
su
palidez ha calcinado espejos
ese
concierto de imágenes
que
componen su cínica sonrisa
pero
siempre
ha buscado lo inalcanzable
las
bestias hambrientas han seguido su rastro
en
mapas de huesos brillantes
siempre
han intentado seguirla
aunque
sus huellas se pierdan
en
la inmensidad del tiempo
ellos
veneran a Venérea
IV
Venérea
habla en lenguas
que
parecen llegar del mas allá
conjuros
de sortilegios antiguos
leídos
por un druida ante la multitud
trafica
sacrificios
niños
que le entregan como ofrenda
tiene
dientes de oro colgando de su cuello
regalos
que le han dado los espíritus viejos
los
brujos de las tribus perdidas del norte
a
la muerte ha sentado en sus rodillas
ha
hamacado a la desgracia.
desnudado
a la locura.
dormido
al Miedo
ellos
veneran a Venérea
V
Venérea
ha intentado morir varias veces
ha
intentado suicidarse
pero
no ha podido ser su víctima
no
ha sabido
sobornar
a sus verdugos
igual
continúa
sus huidas
con
pupilas ardientes
se
mueve como un Pueblo Gitano
en
el desierto
busca
con apetito feroz
el
tiempo de las mareas
las
playas ocultas
el
instante final de todas las cosas
ellos
veneran a Venérea
VI
siendo
niña asesino a las Ninfas.
y
nadó desnuda sobre el Lago de Flujo
donde
dormían las Vírgenes.
se
masturbó con flores ígneas
hasta
estallar en lavas
tocándose
despacio
con
dedos cortantes
fue
excitando sus caderas
poco
a poco
fue
llamando al orgasmo del clítoris danzante
de
hermandades orgiásticas
allí
hizo su templo
entre
músicos enloquecidos
con
sangrantes melodías
que
apagaron la sed de todas las criaturas
allí
descansó
luego
de una interminable
peregrinación
de ausencias
ellas
veneran a Venérea
VII
a
sus amantes
ha
perdonado cien vidas
los
ha cobijado de su acero
los
ha protegido de sí misma
ha
guardado los secretos
más
oscuros
por
los amantes
ella
ha sangrado siglos
aun
así la traicionaron
ella
igual los ha salvado
ellos
veneran a Venérea
VIII
inundó
todo con su furia
bebió
el vino de los muertos
para
apagar sus espantos
se
vistió de Noche
y
salió a cazar vampiros
regresó
a
los senderos que la habían visto nacer
hace
ya muchos
muchos
siglos.
Fuente: Venérea, Vladimir Jantus
Castelli, Malisia Editorial, La Plata, 2015.
Vladimir Jantus Castelli nació en La Plata el 26 de septiembre de 1975. Es
poeta, escritor y periodista. Tiene cuatro
libros de poemas publicados: Poesía para
beber (1997), El grito (1999), En el borde (2005) y Venérea (2015). Este último incluye el poema
homónimo con el que obtuvo en 2014 el primer premio del Concurso Internacional de Poesía organizado por la
revista Guka, que edita la Biblioteca
Nacional. A propósito de Venérea,
señala
Alejandra Varela en la
contratapa del libro: “Una voz extraña, como de otro tiempo precipita al lector de Venérea a un
estado abismal, como si el fin del mundo tuviera lugar ante nuestros ojos. La
muerte parece hablarnos directamente, convertida en palabra poética, encarnando
a un dios fantástico. La letra es la herida de esa muerte, la que adquiere
formas criminales porque la dimensión poética que tiene lugar está sostenida en
acciones que trazan locuras en el texto, como un albatros que planea tragándose
a los vivos. La poesía se construye en un lugar que se aleja del realismo, de
la enumeración de lo inmediato para pensarse como imágenes que cruzan
temporalidades mientras un agente descomunal de un orden lejano nos dicta un
mensaje secreto”.
Foto: Vladimir Jantus Castelli.
Fuente: Facebook.
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