Taller de Alicia
Escribo una novela.
Releo otra.
Escribo un cuento.
Corrijo el de la semana anterior.
De este pantano de palabras
se levantan columnas de vapor
de vez en cuando.
Algunas, me dicen, son poemas.
Sara
Vi, de la ventana,
cuatro luces titilando.
Volaban en la ribera de la noche.
Orlaban el cuerno de la luna,
la oquedad de la piedra,
la espuma de la fronda.
Dije: son cuatro luciérnagas
escapándole al frescor de la noche.
Dije: son cuatro rubíes
replicando el fulgor de la luna.
Dije: son las lágrimas
de un ángel.
Dije: son las cuatro letras
que forman tu nombre.
V
Había un cerco de madreselvas.
Parece un invento tanguero decir
que en la casa de mi madre
había madreselvas.
Pero las había.
Y una pileta de lavar la ropa
como en un verso de Carriego.
Pero la había.
Y macetas con malvones.
Y ella, mi madre,
que se secaba las manos
en el delantal.
VI
En el patio de mi casa había una parra de uva chinche
que mi viejo cuidaba como una tejedora.
Trenzaba las ramas en la época precisa.
Lo que sobra se corta, me decía.
Que los racimos nunca se malogren,
que la sombra jamás se despareje.
VII
¿Qué pedazo de mármol griego, qué hoja de laurel,
qué jirón de toga, que gota de hidromiel,
vino a caerse del Olimpo y pegarme justo en la cabeza
para decirme que ya no tengo miedo?
Tía Blanca
Todos tenemos algo que callar, querido,
me dijo con el mate en la mano.
Nadie hizo nada por hacerme feliz.
A nada dije que no,
a todo dije que sí.
Como dice esa canción estúpida de Julio Iglesias:
me olvidé de vivir.
VIII
Hoy, sábado cinco de marzo, km 214, ruta 226,
un auto rojo en la banquina partido al medio,
un camión atravesado en la ruta,
una mujer rubia hasta el destello
sentada en el borde del asfalto con la cara
roja de sangre,
un tumulto de brazos deteniendo a una criatura de ocho años
que grita y quiere sacar del auto rojo
el cadáver desbaratado de su padre.
Imágenes de una tarde horrible,
a cincuenta kilómetros de una ciudad llamada Azul.
IX
Diestro,
arma un cigarrillo frente a mí.
Es mi hijo.
Es jueves.
Es un octubre quebrado de revelaciones.
X
Sobre la mesa estaba aquel vino
que palpitaba en la copa como el sexo de una mujer.
Antes de beberlo había que aguantar el discurso de un
experto.
Yo no recuerdo otra cosa que el sabor.
Fuente:
gentileza de Alfredo Benialgo.
Alfredo
Benialgo
nació en La Plata en 1951. Es Licenciado
en Geología y trabaja en el Centro de Investigaciones Geológicas (CIG, CONICET
- UNLP). Escribe novelas, cuentos y poemas. Su obra narrativa publicada
incluye: Cuentos dañinos y maledetto
amor (2006), Calculando con Gloria
(2012) y ¡Mamá Boom Boom, tire ese
avión! (2012). Relatos suyos fueron recogidos en varias antologías, entre
ellas: Diez Narradores Regionales
(1996), Juegos Florales Nacionales San
Francisco (1998), Letras de Oro
(2001), Certamen Literario Nacional del
Inmigrante (2002), Primer Concurso
Nacional de Cuentos Históricos (2003), Antología
del Club Platense del Horror y el Misterio (2003), Colección Negra I (2007) y Colección
Negra III (2012). Su novela Una
mujer somalí fue seleccionada finalista en el Certamen Internacional de
Novela Clarín 2015. Algunos de sus cuentos se hallan publicados en la página web
de la Embajada Argentina en Francia
(http://www.efran.mrecic.gov.ar/node/19086). Dirigió la revista 1000 Palabras y, actualmente, dirige la
editorial La Terminal Gráfica. Los poemas publicados en esta página son
inéditos.
Foto:
Alfredo Benialgo. Fuente: Facebook.
Muy buenos poemas Alfredo. Te mando un abrazo. Matías Fittipaldi
ResponderEliminargracias matias! un abrazo
Eliminargracias matias! un abrazo
EliminarPasé, leí, volví, leí, escribí el comentario y volví a leer. Me "copé", así de simple. Gracias, César, para mí es "un junio quebrado de revelaciones", hace bien con tanto frío la calidez de los versos sencillos y la alta poesía. Un gran abrazo.
ResponderEliminargracias locaxlapluma! un beso!
Eliminaralfredo
correccion: locaxlaluna
ResponderEliminar"Se gual" decía Minguito... Un beso, Alfredo.
EliminarMuy buenos. Me gustò mucho el del hijo. Me gustarìa leer la novela finalista, ya se publicò? Cariños, Cèsar!!!!
ResponderEliminar¡Hola, Norma! Creo que la novela todavía no se publicó. Cariños.
EliminarQué bellos textos, Alfredo! «Nunca te había leído». Abrazo!
ResponderEliminarMaru Wlasiuk
Gracias Maru! un beso
EliminarQué bellos textos, Alfredo! «Nunca te había leído». Abrazo!
ResponderEliminarMaru Wlasiuk
Qué bueno tu blog, César. Hace unas horas que estoy leyendo mientras lo recorro. Abrazo.
ResponderEliminarGracias, Viviana. Me alegra que te guste el blog. Un abrazo.
EliminarMe gustan mucho tus poemas. Un abrazo. Nos vemos pronto.l
ResponderEliminarAlfredo me gustan mucho tus poemas y queria preguntarte si podrias venir a visitar la escuela donde trabajo en tolosa, para contarles a los chicos sobre tu trbajo y que puedan conocer a un gran escritor como vos.Desde ya muchas gracias por tu atencion.
ResponderEliminarHola Mangle 1987: gracias por lo de gran escritor, es como demasiado. Me gustaría charlar en tu escuela. Antes, de ser posible, me gustaría saber un poco más de vos. Gracias de nuevo por tus comentarios
EliminarSOY UN BENIALGO
ResponderEliminarsoy un benialgo
ResponderEliminarAlfredo, conozco tus cuentos (literarios y de los otros)pero poco tu poesia. Te saluda un viejo excompañero de la FCNyM de la UNLP. Te felicito por la vida que construiste, es un orgullo ser tu amigo, aunque hace tento que no nos veamos, y haya pasado tanto entre medio. Un Abrazo. Raúl B.
ResponderEliminarSos Raúl Bolinaga?
EliminarHola!! Gracias por tus comentarios!! Recordame quién sos!!
ResponderEliminarAbrazo
Alfredo