Las
leyes del alba
en extrema crucifixión
tengo mis brazos mis ojos mis manos los pies
en extrema crucifixión
porque yo estoy puesto en el mundo
por las oscuras leyes del alba
por una gran boca de mil lenguas de oro
puesto y arrojado
para sufrir morir y elevarme
tantas veces
estoy puesto y arrojado
multiplicado y expandido
en levísimos fragmentos de ilusión
sí, estoy crucificado
puesto a parir y a engendrar extrañas criaturas
a sangrar y fornicar de mil maneras con las
sombras
y a morir y a morir
tantas veces
como sea necesario
escucho lejanas letanías
y recuerdo
recuerdo cuando escuchaba lejanos cantos o
misas en el bosque
y tenía una canción un nombre propio una
guarida
también un Padre una Madre un leve canto
un susurro leve apenas quizás
yo tenía un mundo un país una familia
entonces emigré
y busque lo Oscuro por pasión o por locura
y por pasión o por locura hui al desierto: mi
corazón sin luz
yo tenía un mundo un país una familia
y tenía mil noches compartidas mil lechos
y amigos llenos de manos vacías
y un dios carnal sufriente:
mi propio dios mi Padre Tótem ausente todavía
cuando huyendo del salvaje ritmo marcado por
los cuerpos
era yo el mismo pero otro distinto reflejado
en los espejos
era yo el otro el traicionero el perspicaz
huyendo siempre en agonía
huyendo siempre
huyendo siempre en agonía sin padre
Padre
Tótem
en tu ausencia, Padre, escucho los aullidos de
los ángeles
aullidos de mi voz que son mi voz de nuevo
aullando
en tu ausencia, Padre, entreveo tu Rostro
donde confluyen todos los caminos
todos los sentidos
todo lo imposible
porque tu Nombre es vasto y denso y musical
no quiero perderme otra vez en tu Nombre
no quiero perderme otra vez en tu Nombre: la
Ley
Padre, en tu ausencia me acuesto con mi Madre
Padre Tótem:
vuelve a parirme desde adentro
a engendrarme como a un triste despojo del
planeta
vuelve a parirme y a sangrarme
porque yo quiero nacerme con tus manos de
animal
alojado en el tercer cielo de mi sangre
y quiero tus ojos tus manos tu piel
para arrojarme al fin sobre los brazos de mi
Madre
y entrar al círculo infinito de los viajes
quiero parirme y sangrarme en las orillas de
tu Nombre
porque eres mi hijo la Ley
un sueño
eres mi hijo nonato
Padre Tótem: necesito un cuerpo nuevo
Padre Tótem: yo quiero mi cuerpo secuestrado
por los crueles emisarios de los Vientos
entonces
mi Madre es una inmóvil caída en espiral
una ráfaga de alucinados infantes de los
sueños
mientras pido socorro y me pregunto: ¿dónde
estoy?
mientras pido socorro y me pregunto: ¿hasta
cuándo?
ahora que regreso del viaje
sin un Padre sin un Tótem sin auxilios ni
guaridas
aquí sin Yo sin nombre propio todavía un
animal
cosido al silencio con el silencioso hilo de
los muertos
aquí, sí, aquí confieso:
sólo tengo las piernas abiertas
en un brutal gesto de parirme
Fuente: Padre Tótem / Oscuros umbrales
de revelación, Diego Roel,
Ediciones El Mono Armado, Buenos Aires, 2013.
Diego Roel nació en Temperley,
Provincia de Buenos Aires, en 1980. Vive actualmente en La Plata. Tiene cinco
libros de poesía publicados: Padre Tótem
/ Oscuros umbrales de revelación
(Libros de Tierra Firme, 2004), Diario
del insomnio (Libros de Tierra Firme, 2005), Cuaderno del desierto (Libros de Tierra Firme, 2007), Las variaciones del mundo (Ediciones El Mono Armado, 2010)
y Los Jardines del Aire (Ediciones
El Mono Armado, 2012). Este año, Padre
Tótem / Oscuros umbrales de revelación
y Diario del insomnio fueron
reeditados por Ediciones El Mono Armado
y detodoslosmares, respectivamente.
Acerca del primero, destaca Claudia Masin en el prólogo: “En este libro hay
necesidad de decir, un empuje doloroso hacia la poesía como lenguaje donde se
busca una reparación: sí, yo tenía un
mundo una señal una familia, dice Roel. Y a partir de allí se despliega el
relato –a modo de plegaria lírica, de invocación– de la pérdida de ese mundo
donde las referencias parecían unívocas y confiables. Y de alguna manera,
también se celebra la valentía del gesto de salir al camino sin saber hacia
dónde ir, una vez revelada como inútil esa cartografía que parecía destinada a
guiarnos indefectiblemente hacia un destino: yo tenía un mundo un país una familia/ entonces emigré/ y busqué lo
Oscuro por pasión o por locura/ y por pasión o por locura hui al desierto: mi
corazón sin luz. Escribe Deleuze: El
viaje siempre supone una manera de reterritorializarse, de nombrar a su padre o
a su madre (o a algo mucho peor). Y es a ese algo mucho peor a lo que se arriesga este libro, quizás a esa
comprobación terrible –y liberadora– de que ese padre, ese tótem, sencillamente
no existe más que como construcción endeble y precaria, que una vez derribada
deja apenas un rastro de luz que no perdura. El segundo –y crucial– mérito de
este libro está en que no sólo dice con urgencia lo que necesita decir, sino
que lo dice también con una intensidad y un lirismo que construyen un universo,
un imaginario personal e intransferible... Diego Roel, en esta plegaria o
ensalmo lírico que se llama Padre Tótem,
trabaja en esa grieta que se abre cuando el lenguaje convencional se
resquebraja y deja entrar lo que no encaja en el discurso dominante: aquí, sí, aquí confieso:/ sólo tengo las piernas
abiertas/ en un brutal gesto de parirme. Feminizarse, feminizar el
discurso, volverse mujer en el acto de parirse a sí mismo: aquí sin Yo sin nombre propio todavía un animal/ cosido al silencio con
el silencioso hilo de los muertos. Volverse un muerto, un no nacido, una
vez disuelto el yo. Ahí, creo, está el
punto de partida de la poesía lírica: en ese acto de delicado desprendimiento,
en esa renuncia a lo familiar para dejar entrar lo desconocido y darle voz. Celebro
la existencia de este libro que se asoma al hogar sin techo, sin paredes y sin
piso que queda cuando se derrumban las ilusiones que nos sostienen. Padre Tótem es la historia de un viaje
desde el desamparo original hacia la conciencia de ese desamparo, es decir,
hacia un despertar. Y todo despertar implica, quizás, un desengaño, pero
también la posibilidad de encontrarnos, frente a frente, con la potencia de
nuestra esperanza y nuestra vitalidad: no
es aquí donde quiero estar/ yo quiero estar del otro lado:/ donde brilla lo que
no tiene nombre/ donde los niños llevan sobre sus frágiles cabezas/ una aureola
de dicha imposible”.
Foto: Diego Roel. Fuente: Diario
del insomnio, Diego Roel, detodoslosmares, Córdoba, 2013.
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