lunes, 1 de abril de 2013

Marta Macías





















Arenas del ocaso

Ríos de desencuentros,
¿acaso tocó tu mano la fugacidad del tiempo?
La voz es una letanía,
y te vuelves sin goce hacia ella.
Veo tu sombra recorrer la casa,
tu soledad no deja resquicios,
eres un camino olvidado.
Árbol de aserradero.
La gata clava sus ojos inexpresivos
sobre los tuyos.
Oscuro duelo.
Están los objetos
aquellos que nos acompañan,
un libro, un crucigrama,
pequeña brisa.
¿Cómo retomar caminos
desenterrados por la memoria?
La fugacidad del tiempo,
la carne corruptible.
¿El pensamiento
es
lo eterno?
Te estás yendo,
en el costado está tu propia llaga.

Te vas
contra el desamor,
los tiempo venideros,
la torpeza esperada.
El sueño al que regresas cada día
como tender una empalizada,
trincheras en una guerra sin soldados,
contra el silencio,
estupor del vacío.

Mi voz se quiebra en los infortunios.
¿Dónde el mar, el abrazo salobre
que unía nuestra inmensidad?

Tu partida la preparas cada mañana
en las cosas simples
que alguna vez amamos.
Te habitas de ausencias
y el llanto es lo frustrante de toda vida,
la certeza de lo perecedero.
Suicida navegas en mares de cartones pintados
que de ficticios se llevan tu sueño.
Lo único tuyo.

Desprotegido niño,
quiero arroparte para el viaje.
Darte ese heliotropo
que nadie compartió.
Mi pie alado
en tiempos de verano,
sobre la arena del ocaso.

Fuente: La piel del mar, Marta Macías, El Editor Interamericano, La Plata, 1992.


En la Gran Vía lo vi

En la Gran Vía lo vi,
era casi un niño.
Bello con el desenfado
de su camisa verde
de milicias
y sus botas texanas.

Respiraba en su piel
un tatuaje siniestro.

Ese muchacho en la Gran Vía
no estaba allí:
escalaba paraísos
alpinista en peligro.

¿Qué hace ese muchacho en la Gran Vía?

¿No tiene quién lo mime?

El sacará fuerzas de sus pasos torpes
con su walkman en los oídos
y la música será una frazada.

Está desnudo
y tirita de frío
en la tarde calurosa de Madrid.

Fuente: Cita en Port-Lligat, Marta Macías, El Editor Interamericano, La Plata, 1994.


La bohème 

(Aproximación a Puccini)

No es París, pero parece París.
Sus arrabales, las Novias de la Noche.
El hospital de camas grises.
Mimí tiene la sonrisa de saberlo.
Toca lo magro de su cuerpo.
Las ojeras son opacos rastros del placer.

Vivir y morir
y el amor brota en su sangre contaminada.
Leprosa de este tiempo.
Mimí muere, en cualquier lugar.
Y las enfermeras asépticas
con sus guantes y jeringas descartables.
El sudor en la frente.

Espera a Rodolfo. Vendrá.
Alegres los llevará la noche hacia la fiesta,
el goce intenso de la piel penetrará,
dulce,
como el champagne,
en el corazón.

Mimí tiene la sonrisa de saberlo.

Fuente: Arenas del ocaso, Marta Macías, El Editor Interamericano, La Plata, 1999.

Marta Macías nació en Tres Arroyos, Provincia de Buenos Aires. Llegó a La Plata para estudiar Letras y en esta ciudad se afincó definitivamente. Es escribana. En 1965, cuando sólo tenía 16 años, publicó Sombras azules, su primer libro de poesía. A éste le siguieron: Vientos de fragua (1967), Series del ermitaño (1970), Fabularia (1990), La piel del mar (1992), Cita en Port-Lligat (1994), Arenas del ocaso (1999), Él (2006) y La casa azul (2010). Su obra fue premiada por diversas instituciones e incluida de manera parcial en publicaciones colectivas. Paralelamente a su actividad poética, realiza videos, compact disc y espectáculos donde conjuga literatura, música, pintura y fotografía. En la actualidad, ejerce la presidencia de la Sociedad de Escritores de la Provincia de Buenos Aires. “En el caso de Marta Macías –escribió Luis Ricardo Furlan en Valor de la palabra N° 23, Madrid, 1990–, su tono es comunicativo, con fraternidad calórica, propicia a un entendimiento con los otros mediante la búsqueda de circunstancias compartibles, no meramente anecdóticas”. Para Enrique Sureda, por su parte, la autora “Compagina, sin cortinados ni artilugios, raíces líricas profundas, expresadas a través de entonaciones que se insinúan en lo metafísico y la sensualidad”.

Foto: Marta Macías. Fuente: Arenas del ocaso, Marta Macías, El Editor Interamericano, La Plata, 1999.

No hay comentarios:

Publicar un comentario