jueves, 20 de mayo de 2021

Ángela Gentile

Madrás
 
 
1
 
Hablaré de la forma en que nacían mirtos en los techos
y caían sobre nuestras cabezas como
 
las lluvias o el cosmos.
 
Sucedió en tiempos poco afortunados para el trueque de
palabras.
 
─Solo en Madrás ─me aseguró─ se pierde el perfil de
nuestras sombras.
 
Hoy ha caído el último verde cercano a los árboles, allí
donde el rocío y las cenizas son el
 
preludio de su nombre.
 
 
2
 
No he podido contarle todo, su oído era antiguo y alojaba
palabras en tamil, la lengua que une
 
los tiempos.
 
Los mares morían en su brevedad; en tanto mi voz nadaba
como pez hasta su resistencia
 
y se detenía en el aceite de las lámparas.
 
 
4
 
Mencionaba Madrás y me decía que las lluvias sobre ese
nombre caían en idioma drávico
 
desde latitudes ancestrales; también que era sagrado
aguardar el nacimiento de un jazmín.
 
Recuerdo su cuerpo como el aire del monzón, cayendo en
los suburbios de su antigua belleza.
 
 
5
 
No habían identificado mis huellas en su camino. Quizá no
fuese mi tiempo. La geografía ya había trazado los
trópicos y diseñado sus guijarros y sus costas. Excusas
para hablar de nuestra isla y de todas las que le sucederían.
 
Sus hábitos eran celebraciones, cantos infinitos, órficas
nocturnidades, exilios de una lengua desconocida.
 
 
8
 
Nunca he sabido por qué ya no existe esa ciudad al sur del
mundo, aquel lugar de la costa de Bengala donde los
dedos de los pescadores desgranaban plegarias; tierra de
rostros agrietados de café y canela, donde escribir era
descender por la columna de un ángel sin nombre.
 
 
9
 
La profundidad de sus ojos recorría el monte, tumba de
dioses vencidos y de senderos que
 
iluminaban sus pies de cometa.
 
Era octubre o simplemente el mes donde un poema
comenzaba a escribirse.
 
En lo no dicho encontré un tiempo habitable.
 
–¡Sigue! –le rogué.
 
Y su nombre dejó de pronunciarse.
 
 
13
 
Me aseguró que el tiempo antiguo está en el presente y
que quien siembre dos veces
 
cosechará indiferencia.
 
Luego cayó el azul sobre sus cabellos; y fuimos parte del
mar y de los astros.
 
 
14
 
Nuestro lugar habría sido amado por Eliot. También allí
nacían lilas de la tierra muerta.
 
Me pregunto cuánto tardaría hoy en caminar hacia el
Índico y encontrar la corriente que ya no
 
la recuerda.
 
Fuente: Madrás, Ángela Gentile, Éditions L'Harmattan, París, 2021.
 
Ángela Gentile nació en Berisso, Provincia de Buenos Aires, el 5 de agosto de 1952. Desde hace varios años vive en La Plata. Es profesora de lengua española, profesora de lengua y literatura italianas, gestora cultural (cuenta con un postgrado de FLACSO), magíster en políticas socioeducativas y miembro de A.D.I.L.L.I. (Asociación de Docentes e Investigadores de Literatura y Lengua Italianas). Asimismo, fue investigadora del Centro de Estudios Italianos de la UNLP (Universidad Nacional de La Plata), becaria de la Universidad para Extranjeros de Perugia, Italia, e integrante del equipo del Plan Nacional de Lectura del Ministerio de Educación de la Nación (2009-2012). Como docente y escritora, dictó numerosos talleres y seminarios y participó en varios congresos nacionales e internacionales (Cuba, Ecuador, Colombia, Uruguay e Italia, entre otros países), en la OEI (Organización de Estados Iberoamericanos) y en el Foro Internacional de la Fundación Mempo Giardinelli. Fue invitada, además, a la FILVEN 2013 (Feria Internacional del Libro de Venezuela) y designada como asesora del CENAL (Centro Nacional del Libro). Codirigió la revista independiente de literatura juvenil (teoría y crítica) Etruria y el Programa de promoción de la lectura literaria Biblos’03, de Berisso. Actualmente, codirige con Norma Etcheverry la editorial Proyecto Hybris Ediciones. Recibió, entre otras distinciones, el Premio Nacional “Iniciación” de Literatura del Ministerio de Educación y Justicia de la Nación (bienio 1985-1987) por su libro de poemas Escenografías, el Premio Pregonero de la Fundación El Libro de Buenos Aires (2009) por Etruria y los premios de la Cámara Argentina del Libro, de ABGRA (Asociación de Bibliotecarios Graduados de la República Argentina) y del Consejo Superior de Educación Católica Argentina por Biblos’03. Entre sus libros publicados cabe mencionar: Voces olvidadas. Las lenguas y las canciones de cuna de la inmigración (en coautoría, patrocinado por la UNESCO, 2010), Palabras originarias (Estación Mandioca, 2014), Pensar la lengua y la literatura (manuales de literatura para 4º y 5º año del secundario, en coautoría, Editorial Longseller, 2015) y Diáspora griega en América (recopilación de textos propios y de varios autores, Editorial Hespérides, 2015). Su obra poética incluye Escenografías (Ediciones del Copista, 2005), Cantos de la Etruria (Ediciones del Copista, 2008), Cuerno de marfil (Cuadrícula Ediciones, 2012), Los pies de Ulises (edición bilingüe, griego-español, Editorial Ocelotes, 2016), Lo sguardo di Demetra / La mirada de Démeter (edición bilingüe, italiano-español, Cuadernos de Casa Bermeja / Mago Editores, 2018) y Madrás (Mago Editores, 2019). Este último libro, publicado originalmente en Chile, fue reeditado en Portugal, en edición bilingüe (español-portugués), por Editora Labirinto, en 2020, y en Francia, también en edición bilingüe (español-francés), por Éditions L'Harmattan, en 2021. Algunos de sus poemas fueron incluidos en ediciones colectivas como Poesía 36 autores (La Comuna Ediciones, La Plata, 1999), Escritos y escritores de Berisso (Instituto de Cultura Latinoamericana / Centro Cultural Difusión, Berisso, 1999), El camino de los mitos (Editorial Evohé, Madrid, 2011), Ellas (Asociación de Profesores de la Universidad de Carabobo, 2013) y Versos d’acollida / Versos de acogida (Barceloactúa / Poémame, Barcelona, 2018). Acerca de Madrás, destaca Guillermo Pilía en el prólogo de la edición francesa:

(...) “A esta autora –escribió Luis Toledo Sande– no podrá recriminársele el incumplimiento de un requisito que Gabriela Mistral consideraba fundamental en la formación de un poeta, de un escritor: el haber comido ‘del tuétano de buey de los clásicos’, que para la chilena era ‘alimento formador de la entraña’, ni punto menos”. De allí que toda su poesía esté llena de referencias veladas o explícitas al mundo antiguo (...) Pero el de Ángela Gentile es un mundo antiguo difícil de identificar: su Etruria y su Constantinopla de libros anteriores o su Madrás de los poemas que ahora intento comentar, no son los de los mapas o las historias (...) Lo antiguo se remoza en el presente, no es mera arqueología ni reliquia: es la palabra la que debe operar el milagro. Todo vive en el hoy, en una suerte de promiscuidad poética, en la que el hombre y el mar y los astros son la misma cosa y quebrar esa ley produce una cosecha estéril, la nada misma.

(...) La voz de Ángela Gentile es una voz extraña. La voz de su persona y su voz de poeta (...) Hicimos juntos muchos viajes literarios de los que me quedó, entre otros recuerdos, el de su voz hablándome desde la oscuridad. Así parece ser también su poesía: una voz que habla desde la sombra, sin exaltaciones, pero siempre con algo de sobrenatural y misterioso (...) Creo que es acertado, y coincidente con esto que he escrito, el comentario que le hiciera Guillermo Ara: “Su poesía es una voz cercana a la que supongo que usó el hombre del primer vagido para nombrar un mundo todavía caótico y acechante”.

(...) Ángela Gentile escribe poco, apenas cuando llegan esas “ocasiones” de las que hablaba Montale, como si su deseo profundo fuera habitar en el silencio.

(...) Y sin embargo, hay en Ángela Gentile una necesidad de nombrar, como en todo poeta, aunque las palabras atravesadas de luz sean muy pocas, los poemas ahítos de silencio, de cosas no explícitas, sino apenas sugeridas. La suya es una voz extraña dentro de la generación del 70, a la que ambos pertenecemos. Alguna vez dije, y ahora lo reitero con especial intención en los lectores franceses, que Ángela Gentile escribe con la libertad de quien sabe que no está en juego la trascendencia en cada palabra, que si un día a la derecha se sienta la fama, o la belleza en sus rodillas, usando la expresión de Rimbaud, será por puro azar.

Foto: Ángela Gentile. Fuente: gentileza de Ángela Gentile.

   

1 comentario:

  1. Excelentes poemas. Descripciones que crean atmósfera y manifiestan el yo lírico más profundo.

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