CRÓNICA DEL
AGUA
Unos pocos centímetros
Nos hemos
acostumbrado a medir la desgracia.
Una simple
marca, unos pocos centímetros
son la vara con la que algún dios iracundo
impartió condenas y salvaciones.
Secadero
La calle es un
inmenso secadero.
Sobre las rejas
cuelgan, boca abajo,
como fusilados,
remeras y camisas
tendidas al sol.
Los automóviles
exponen sus entrañas de metal
postrados y silentes, inútiles;
y hay
enciclopedias llenas de láminas
con las páginas abiertas
como una boca
en un grito ahogado
de agua mugrienta.
Eran tres
Rompieron
algunas bolsas
miraron la Historia Universal de César Cantú
–cuatro tomos
forrados en
cuero,
editada en
París
en el siglo
XIX–
convertida
ahora en una papilla
de papel y
barro;
finalmente
se decidieron
por unos tuppers de plástico
y un colchón
que aún chorreaba agua,
tiraron todo
sobre la pila que iba creciendo
en la caja de
la chata
y se fueron.
Marcas
El postigo tiene, en el borde izquierdo,
El postigo tiene, en el borde izquierdo,
una dentellada de hierro:
astillas ahí donde mordió la palanqueta.
Junto a la marca del agua,
conviven otras:
el oportunismo, la mezquindad, la rapiña.
Pobres que roban a los empobrecidos.
En tevé hablaron el ministro,
el intendente, la presidenta:
a un costado, en un recuadro
menor,
se veía una cadena humana de
jóvenes
pasando bidones de agua
al otro lado de la calle.
Mientras tanto,
en los márgenes de la ciudad
los punteros
revenden colchones
a doscientos pesos,
y de la donación
de cinco mil litros de lavandina,
en nuestra cuadra,
nadie se entera.
Cicatrices
Después de unos
meses
queda apenas,
en una tapia abandonada
en una casa demolida
la marca del
desastre.
El resto de las
marcas se han ido.
El agua es,
apenas,
una cicatriz
que no cierra,
el rastro
indeleble
de una herida.
Un rostro
Apareció a los
ocho meses,
junto a la pintura
descascarada
y el revoque
gris de la pared,
entre las
manchas de humedad
que brotan
como hongos
día y noche.
Algunos juran
que es la imagen de Cristo;
otros, más
escépticos,
ven apenas
borrones
de óxido y salitre.
Yo lo observo y
veo
apenas
un rostro
impreciso,
anónimo:
uno de los
muchos
que ya no
volverán.
Detrás
lo persigue
una estela
de pesadillas.
Dice la señora
Dos años
después
dice la señora,
distraídamente:
–Con papa
hacíamos bombas rellenas,
de una receta
holandesa.
Me la copió tu abuela,
a mano,
en la última
página de un libro
de repostería
centroeuropea.
Y también:
–Allá por el
‘87,
cuando fuimos
por primera vez a Brasil,
con la casa
rodante.
Tengo una foto
de todos
nosotros juntos
en la playa.
Pero esos
recuerdos son, apenas,
recovecos de la
mente,
fragmentos
perdidos con el agua.
La memoria se
obstina en volver
a un mundo
pretérito,
antediluviano,
donde todavía
existían los libros,
las recetas
escritas a mano,
las
fotografías.
El agua no solo
destruyó objetos,
muebles, electrodomésticos:
sobre todo,
el agua desmiente
que haya existido algún pasado;
el atardecer en
que alguien,
alguna vez,
fue feliz
contemplando el último resplandor
sobre las olas;
o la noche de
invierno
en la que el
único sonido
era el rumor
del aceite
cuando salían
los círculos de un dorado perfecto.
De todo eso,
queda
menos que nada:
ramitas endebles que tuerce el viento,
hilos que arrasó y lavó y borró
una corriente que vino de la nada
y se alejó
llevándoselo todo.
La Plata, abril de 2013 - abril de 2015
Fuente: Gentileza de Vicente
Costantini.
Vicente Costantini nació en Buenos Aires en 1981. Actualmente,
reside en La Plata, ciudad donde nacieron sus dos hijos. Es Profesor y Licenciado
en Letras. Durante siete años, asistió al taller literario de Santiago Espel.
Escribió tres libros infantiles para la colección “Argentinitas”: Ésta es Jacinta, Jacinta aprende y La
Argentina de Jacinta (2007). En 2012, Ediciones La carta de Oliver publicó Diario de la nuez, su primer libro de
poesía. Tiene, asimismo, dos poemarios inéditos: Postales del Altiplano y Carga
viva. Su labor creativa fue reconocida con las siguientes
distinciones: primer premio en el V Concurso Provincial de Poesía 2014 “Ginés
García” (Dirección General de Cultura y Educación, Provincia de Buenos Aires),
primera mención en el Concurso Provincial “Diagonal Literatura” 2016 (Escuela
Taller Municipal de Arte y Ediciones La Comuna, La Plata) y segunda mención en los
I Juegos Florales del Centro Cultural “Justo José de Urquiza” 2016 (Concepción
del Uruguay, Entre Ríos). Además de ejercer la docencia, coordina talleres
literarios y administra el blog “Otras costumbres de los alcobranes” (http://alcobranes.blogspot.com),
donde pueden hallarse algunos de sus muchos y diversos textos. Los poemas publicados en esta
página son inéditos y hacen referencia a la trágica inundación que sufrió La
Plata el 2 de abril de 2013.
Foto: Vicente Costantini. Fuente:
Facebook.
Excelente post, selección y resumen de otro talento literario de La Plata (menuda colección tienen). Un gran abrazo César y el agradecimiento de siempre por compartir buena poesía. Felicitaciones, Vicente.
ResponderEliminarGracias a vos por tu comentario. Muchos saludos desde La Plata.
ResponderEliminar¿Cómo hace este poeta para describir las cosas?
ResponderEliminarDarle vida a lo inevitable.
Cómo no perseguir cada estrofa como cusco faldero.
Y no poder sacudirse de sus sentires.
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