Orden del día
En el borde de la
luz
un zorzal apaga con
su canto
el amargo vacío de
la noche.
Desde el teléfono
tu voz hará
mucho más que eso.
Fuente: Del amor invitado y otros
amores inventados, Mariano García Izquierdo, Edición C.R.B., La
Plata, 1995.
Alegría
Por cruzar
la luz del mediodía
en plena ciudad,
por distraídos
y por buscarnos los
ojos,
algún día
nos matará este
amor
alegremente.
Fuente: Del amor invitado y otros
amores inventados, Mariano García Izquierdo, Edición C.R.B., La
Plata, 1995.
4
Agua inmaculada en el ojo de una niña
celeste. Sus dedos borran el alambrado que nos separa. Me pide que penetre por
el alambre. Sólo la mano. Toco un punto, la tersura del cielo.
Susurro de eslava que todavía oigo en el
olvido o en alguna película de Bergman.
Me aprueba el azul de su mirada. Escondo el
pulgar y libero cuatro dedos: Pronto cumplo así, le digo.
Fuente: Dulce Babushka, Mariano García
Izquierdo, ICLA, La Plata, 1999.
6
Canoa entre los sauces. Ni la luna podía
nadar en un zanjón tan estrecho.
Goterón de ceibos, baño de lúdico cielo desde
un mínimo círculo entre las ramas.
Por ese cielo volábamos en el humo de la
zarzaparrilla. Fumándola, nos volvíamos íconos del cine, voluptuosos como el
amor, la guerra y las cigarras que nos acunaban.
Fuente: Dulce Babushka, Mariano García
Izquierdo, ICLA, La Plata, 1999.
10
Perfumados trocitos de masticables blancos y
rosados para las rubias de New York. Amar a Rebeca hasta el olvido que no
existe. Jugar a la pelota de trapo a cambio de un primer plano. Sonreír en
blanco y negro y gigante. Ver mi nombre en el elenco del afiche. Desnudar a
Olga Subarry cortándole al ángel sus alas de nutria. Perfumar al amor en cartas
con magnolias. Salvar a Bárbara Stanwick del número equivocado, ser el pequeño
vigía lombardo, redoblar el tambor de Tacuarí, columpiarme en los ojos más
lindos del mundo bajo el parral de mi patio y susurrar: Lauracha, te amo, antes
de que Amelia Bence ruede por el palmar y Libertad Lamarque perversamente me
ordene que a dormir llama el cucú. Hechiceras de grises luces, nunca supieron
que yo podía escribirles el mejor personaje o besarlas hasta la palabra fin.
Fuente: Dulce Babushka, Mariano García
Izquierdo, ICLA, La Plata, 1999.
13
Dulce Babushka
cuelga en su atardecer la canción de Solveigh entre un repasador bordado y la
funda del edredón.
Cautivo en la rosa
del horizonte el canto cerraba la tarde. Y la nostalgia –lejanísima en la
mirada– ablandaría fronteras hasta diluirlas en una lágrima.
Fuente: Dulce Babushka, Mariano García
Izquierdo, ICLA, La Plata, 1999.
La vida o la vida
A Sergio Rigazio
Yo allá o vos acá.
No sé.
Lo que más jode de la muerte
es no poder contarla.
Y debe ser una novela fabulosa.
Una no novela
en un no lugar
en un no tiempo.
Road movie sin destino.
Y uno, solo, ahí
como un boludo;
todo el espacio
y toda la eternidad para mí solo:
Pero todos los muertos están así.
Solos.
Únicos.
No debería quejarme.
Fuente: La vida o la vida, Mariano García
Izquierdo, Álgebra y Fuego Ediciones, La Plata, 2006.
Internado
A Iván Wielikosielek
Tres noches sin dormir
sin poder leer ni escribir;
oyendo
obligado
los dislates de la radio nocturna.
Ni la angustia
ni la nostalgia
ni la tristeza creadoras.
Nada.
El vacío absoluto.
Me veía solo
caído en la oscura desesperación
de una noche sin fondo
con los ojos como ofídicas luces.
(Si fue por lo que hice este castigo
más duele pensar
que fue por lo omitido.)
Fuente: La vida o la vida, Mariano García
Izquierdo, Álgebra y Fuego Ediciones, La Plata, 2006.
Mariano García Izquierdo nació en La Plata
en 1935, pero sus padres eran de Berisso. En esta ciudad vivió hasta su
juventud y fue su primer Director de Cultura (cabe recordar que Berisso obtuvo
la autonomía municipal en 1957). Allí incursionó en el teatro al lado de
figuras como Lito Cruz y Federico Luppi. Luego inició una vida trashumante que
lo llevó a residir en varias ciudades, hasta que, en 1973, se afincó de manera
estable en City Bell. Fue redactor publicitario y periodista radiofónico. En
Montevideo trabajó como libretista de radio y televisión. Escribió poesía,
narrativa y teatro. Su obra publicada incluye los siguientes libros: Llegada al viento y otros poemas (poesía, 1958); Del amor invitado y otros amores inventados (poesía, 1995); Dulce
Babushka (prosa poética, con ilustraciones fotográficas de Luis Alfredo
Guruciaga, 1999); Los padres sin plaza
(narrativa, 2005) y La vida o la vida
(poesía, 2006). Publicó, además, la plaqueta “Poesía en diagonal” y colaboró
con los textos de Berisso, fotomemoria 2
(sin fecha de edición), de Luis
Alfredo Guruciaga. Dejó inédita una obra de teatro: Viva Isabel, que obtuvo el 2° premio en el Concurso EDELAP de Obras Dramáticas en 1997.
Algunos de sus poemas fueron incluidos en recopilaciones poéticas y formaron
parte de muestras fotográficas y pictóricas. En un marco impregnado por la
memoria nostalgiosa de los años vividos en Berisso –y poblado de constantes
referencias al cine y el teatro–, la exaltación amorosa y el acoso inquietante
de la muerte componen los motivos centrales de su creación poética. García
Izquierdo murió en City Bell el 10 de marzo de 2006.
Foto: Mariano García Izquierdo. Fuente: C. C.
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