martes, 5 de mayo de 2015

Carlos Augusto Fajardo

Primer poeta afincado en La Plata


IV

Cepeda

De enemigas legiones ya refleja
El brillo de las armas. Lenta, tarda,
La muerte se aproxima. Ni una queja
Pronuncia mi alma, que serena aguarda.
¡Adiós! Y si es por siempre, ¡adiós, Ricarda!

Octubre 23 de 1859.

X

I. B.

Luz de mis ojos! Virginal mirada
Velada entre celajes de sonrojos,
Ilumina otra vez, desciende a mi alma,
Luz de mis ojos!

Desciende a mi alma, que sombría yace
Del desaliento en la aterida calma.
Ah, con tus dulces, deliciosos rayos
Desciende a mi alma!

Mágica lumbre que la eterna noche
De soledad acerba y pesadumbre
Inundaste de amor, vuelve a mis ojos,
Mágica lumbre!

Vuelve a mis ojos! De mi opaca estrella
Cambia en brillantes los destellos flojos;
Dulce mirada de hechicera virgen,
Vuelve a mis ojos!

25 de Mayo, Enero 4 de 1861.


XXII

F. L.
(Fragmento)

De tu jazmín la virginal fragancia,
El fresco de su tez y suavidad,
El candor asemejan de la infancia
Junto al plácido seno maternal.

Ensancha al pecho la aspirada esencia,
Llévale un soplo de dulzura y paz,
Como en medio de lúgubre existencia
El beso de una esposa virginal.

¡Ah, y mañana morirá marchito,
Sin frescura, fragancia ni color!
¿Heredero tal vez de algún delito,
Para brillar y perecer nació...?

¡Y qué importa morir! ¡Dulce violencia
Que en más sublime condición  transforma,
Cuando sube hacia Dios la noble esencia
Y al polvo vuelve la terrena forma!

Montevideo, 1857.


XXV

Cobardía

¡No es cobarde el que acepta el sacrificio
Sin doblegarse al crimen prepotente,
El tribuno del pueblo, cuya frente
Levanta sin mancilla sobre el vicio;
Y es cobarde y es vil y es insolente,
Quien insulta a su patria y al patricio,
A la víctima befa en el suplicio,
Y en el santuario de las leyes miente!

¡Quien impávido elogia y enaltece
El brutal despotismo y el pillaje,
Y la gloria del mártir escarnece,
Ése es el gran cobarde, ése el salvaje,
Verdugo enmascarado, cuyo ultraje
Sólo el desprecio del valor merece!


XXVI

           Ed io mi coprii per vergogna e dolore la faccia!
G. Mazzini

¡Oh manes de Moreno y de Belgrano,
De Pueyrredón y San Martín! ¡Oh manes
De egregios ciudadanos, que nos dieron
Progreso y libertad y patria grande!
¡Interrumpid el sueño de la muerte
Y erguíos de la tumba en los umbrales!
¡Surgid, almas gloriosas, del sepulcro
A maldecir esta parodia infame!

¡El gran aniversario de la patria
Profanado por fiestas saturnales!
¡La honradez y la ley escarnecidas
Desde el soberbio Plata hasta los Andes!
¡El pueblo y el ejército indignados
Y su ira comprimiendo ante el ultraje!
(...)
¡La corrupción, la desvergüenza, el lucro
Y hasta el miedo primando en los debates!
¡Ni libertad, ni ley, ni hogar siquiera
Para aquellos que intrépidos combaten
La prepotencia audaz de un falso César,
La insolente altivez del caudillaje!

¡Surgid, héroes de Mayo, de la tumba
A reprochar nuestra inacción cobarde...!
¡Y volved, de dolor y de vergüenza,
A hundiros en las sombras sepulcrales!

Mayo de 18...

Fuente: Reminiscencias, Carlos Augusto Fajardo, Casa Editora de Jacobo Peuser, ¿La Plata?, 1893.

Carlos Augusto Fajardo nació en San Carlos (Maldonado, Uruguay) el 10 de agosto de 1830 y murió en La Plata el 20 de agosto de 1920. Fue poeta, periodista, notario, político y soldado. En su país manejó una imprenta y ocupó un escaño como legislador, hasta que, cumplidos los 27 años, se vio obligado a emigrar a Buenos Aires por razones políticas. Llegado a esta ciudad, se alistó en el ejército del entonces coronel Bartolomé Mitre y combatió contra las tropas confederadas del general Justo José de Urquiza en las batallas de Cepeda (23 de octubre de 1859) y Pavón (17 de septiembre de 1861). Luego de estos enfrentamientos, dejó las armas y en 1862 contrajo matrimonio con Ricarda Ortega, con quien tuvo seis hijos. Entonces, el sitio elegido para su hogar fue la ciudad bonaerense de Chivilcoy, donde instaló una imprenta y fundó con don Miguel Calderón el periódico “La Campaña”, órgano primigenio de la prensa local. En Chivilcoy, asimismo, Fajardo se desempeñó como escribano –fue el primero en su profesión en esa ciudad–, intervino en la función pública y enriqueció con su aporte la vida cultural chivilcoyana. Más adelante, el 30 de agosto de 1882, Fajardo se trasladó con su familia a la que sería, poco tiempo después, la ciudad de La Plata. Como se sabe, esta ciudad nació para ser capital de la Provincia de Buenos Aires y fue fundada por Dardo Rocha el 19 de noviembre de 1882. En ella, Fajardo cumplió funciones de Juez de Paz y vivió sin interrupciones a lo largo de 38 años, durante los cuales vio crecer a sus hijos y sus nietos y asistió al impetuoso desarrollo urbano. De sus cartas y otros textos, se desprende que entabló relaciones con conocidas figuras de la historia argentina; entre ellas, Julio Argentino Roca, Dardo Rocha, Carlos Pellegrini y Leandro N. Alem. También se advierte que adhirió con fervor a la Unión Cívica Radical desde el origen mismo de este partido político. Su único libro publicado se titula Reminiscencias (Casa Editora de Jacobo Peuser, 1893) y está compuesto por un conjunto de poemas de diversas épocas que el autor reunió a manera de florilegio personal. Si bien el libro carece de pie de imprenta, es muy probable que haya sido impreso en La Plata. En lo esencial, los poemas respetan la normativa y los moldes tradicionales y poseen un fuerte tinte romántico. Los temas abarcados son muy diversos, pero predominan los que tienen que ver con los afectos familiares, las mujeres amadas –casi siempre idealizadas– y las causas patrióticas. No faltan, incluso, las alusiones a las batallas de Cepeda y Pavón, un retrato de Mitre, fechado en La Plata el 30 de mayo de 1884, y un par de tributos a Víctor Hugo. Resumiendo, Fajardo fue un hombre de ideas comprometidas y preocupado por el destino de la patria que le dio cobijo. En todos los lugares en que vivió, se involucró en los procesos políticos, sociales y culturares de manera activa, dejando algún rastro perdurable Mientras tanto, no descuidó su pasión por la poesía. Hoy suele reconocérselo como el primer escribano y el primer funcionario radicado en La Plata. Cabría agregar que fue también el primer poeta que tuvo esta ciudad. Para más información leer mi artículo “Carlos Augusto Fajardo: reminiscencias del primer poeta afincado en La Plata”: http://lospoetasnovanalcielo.blogspot.com.ar/p/articulos-etc.html

Foto: Carlos Augusto Fajardo. Fuente: www.sancarlos.freeiz.com

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