Radio Colonia
A César Cantoni
Cada día
invariablemente
a las 7 am
cuando abría los ojos
venía a mí
esa voz
familiar y pegadiza
del locutor
de Radio Colonia
que a cada
rato repetía
“Hay más
informaciones
para este
boletín…”
No entendía
por qué mi madre
cada mañana
escuchaba
las noticias de nuestro país
en una radio
uruguaya.
Una película muda
Pasaban como
imágenes
fugaces e
inalcanzables
de una
película muda.
Pasaban y
mientras pasaban
se nos iba
pegando en la retina
una mezcla
efímera y escasa
de colores
de muecas y
de ojos,
un vértigo
de luces y de sombras
detrás de
las ventanillas.
El eco de
los vagones
anidaba en
nuestros oídos
largo rato,
era un
repiqueteo suspendido en el aire
que insistía
cuando ya la
formación había desaparecido
más allá de
la curva.
Camino de la escuela
Caminábamos
casi diez cuadras
por
inciertas veredas,
muy
temprano, a la mañana.
El agua se
escarchaba sobre la superficie
de las
zanjas y nosotros nos asomábamos
peligrosamente
al borde
para quebrarlo
con la punta
del pie.
El viento
helado en los ojos nos hacía llorar,
la nariz y
las orejas se nos congelaban,
pero nos
divertía sentir el frío y nos gustaban
las
sensaciones del invierno.
Como el mate
cocido con leche
del primer
recreo,
junto a los
chicos de un barrio
donde todas
las casas se parecían entre sí.
Láska (Amor)
A Sandra Cornejo
Él todavía
bebe un último trago
y de su boca
el licor con
sabor a bosques pasa a mis labios.
Puedo
nombrar sin decir palabra
todos los
árboles
que rodean a
los montes Sumava:
las hayas y
los pinos y los abetos rojos
y también
todas las
especies de hierbas que crecen
en las
lagunas pantanosas de Lednické
Rybniky,
allá en el borde,
cerca de la
frontera con Austria.
Tomadas de
la mano cantábamos
y dejábamos
caer
promesas.
Nunca
imaginamos que el amor podría decirse
alguna vez
en una
lengua extranjera.
El cementerio de Josefov
Ahora mi
casa está cerca del embarcadero,
al norte del
Puente Palacky.
Desde allí
las embarcaciones de turismo
cruzan el
Vtlava.
Los veranos
me recuerdan la felicidad
pero en
otoño
los paseos
se suspenden
y el paisaje
cambia.
Subimos
hasta Josefov,
el antiguo
cementerio es imponente
y
sobrecogedor.
En el
invierno, un bello manto blanco
se tiende
sobre las tumbas,
y las
piedras que los judíos dejan a sus muertos
en lugar de
flores,
quedan
tapadas por la nieve.
Las pisadas
se funden en el hielo
y predomina
ese rastro
palpable sobre la superficie.
Parece
que la vida
caminara sobre la muerte.
El fin de la niñez
Una
Estanciera que fue hasta el puente de hierro,
ahí
doblaron.
Por el
camino pasaron al matadero viejo,
las luces
largas abrían un agujero
en el fondo
del campo.
Que corran
dijo,
que si
corrían por ahí podían salvarse.
Diablos
desnudos,
con las
manos atadas a la espalda,
corrieron.
Escuchamos
los disparos,
vimos
cómo caían
los tres,
los vimos,
uno por uno
al otro día,
en las
páginas del diario.
Recuerdos de mi padre
A Marcelo Ortale
Una caja de
madera finamente tallada
que era de
mi padre,
allí
guardaba viejas fotografías.
En algunas
aparecía joven y trajeado
con una
mujer hermosa
y
blanquísima, que era mi madre.
Luna de miel
en Tandil,
con detalle
en la piedra
movediza.
Un par de
gemelos de oro,
varios
pañuelos de seda,
un
encendedor Carusita,
un reloj de
plata que había sido del abuelo.
En el fondo
de la caja,
atrapado y
oscurecido por el tiempo,
un periódico
de otras épocas.
Abierto en
la primera página
se podía
leer:
DERROCARON A
YRIGOYEN.
Cuando murió
mi padre la infancia era de escarcha,
la historia
se leía en los manuales
y nuestras
vidas se apretaban
todas juntas
en una caja
de madera.
Primavera
Setiembre se
tendía liviano y tibio,
las plazas
numerosas desbordaban
de flores,
la ciudad se
desparramaba bajo los tilos,
la
temperatura promedio era de 20 grados,
esa
sumatoria de factores
daba por
resultado
una estación
espléndida.
De pronto
estábamos entre pañuelos blancos
como en una
cita.
Río de la Plata
A Gustavo Caso Rosendi
El sol checo
es apenas tibio
pero
persistente
y se derrama
en infinitos reflejos
sobre el
caudal que viene de Sumava
para ir a
unirse con el Elba,
allá en
Mélnik.
Si yo fuera
de esta tierra habría crecido
escuchando a
Smetana,
habría
aprendido
que uno de
los seis poemas sinfónicos
de “Mi
patria” se llama, justamente,
Moldava
y evoca
musicalmente el curso de este río.
Pero la
verdad es que mi patria
no queda
aquí sino en el sur,
en una
orilla de plata donde la leyenda
dice
que uno puede comer lotos
pero no
olvidar.
Elecciones
A los palcos
del recinto
subían por
las escaleras
laterales
hombres y
mujeres con ropa dominguera
que
cantaban, felices y fanáticos,
como otros
de sí mismos
y a la vez
distintos
de los que
antes colmaban otras plazas.
Hubo un
momento de emoción
al escuchar el
estribillo.
Una vez
canté la marcha peronista,
allá en la
escuela del conurbano,
el día
que murió
Perón.
Fuente: País niño,
Norma Etcheverry, Proyecto Hybris Ediciones, La Plata, 2019.
Norma
Etcheverry nació en Ranchos, Provincia de Buenos
Aires, en 1963. Es
periodista egresada de la Universidad Nacional de La Plata. En esta ciudad
reside desde 1981. Publicó cinco libros de poesía: Máscaras del tiempo (1998), Aspaldiko (2002), La ojera de las vanidades y otros poemas (2010), La vida leve (2014, traducido al griego como tesis de
Maestría en el marco del Departamento de Lenguas Extranjeras, Traducción e
Interpretación de la Universidad Jónica de Corfú, Grecia) y País niño (2019). A ellos deben sumárseles el cuadernillo Lo manifiesto y lo latente (2011) y poemas y textos incluidos en
antologías y ediciones compartidas, como Mitografías
(2009) y Anotaciones de Horacio Castillo a su poesía y
otras notas amigas
(2012). Participó en
festivales de poesía dentro y fuera del país y en la XXV Feria
Internacional del Libro de La Habana, llevada a cabo en 2016, donde presentó La isla escrita (2015), una selección
de 35 poetas cubanos contemporáneos, que preparó a la vuelta de su anterior
viaje a Cuba. Poemas suyos fueron traducidos al francés, euskera y portugués, y
publicados, en el último caso, en diarios y revistas literarias de Brasil.
Integró, junto a Ángela Gentile y Mónica Claus, el grupo Hybris, con el que organizó encuentros de poetas de La Plata,
Berisso y Ensenada en lugares emblemáticos de dichas localidades, editando,
además, el material poético de los participantes. Actualmente, trabaja en Autóctonas y exóticas, proyecto literario que cuenta con el apoyo
del Fondo Nacional de las Artes. Acerca de País
niño, dice Fernando Kofman en “Un boleto a la edad de la razón”, texto
prologal del libro:
Como en "La noche
de San Lorenzo" de los hermanos Taviani, en "País niño" se
despliega una atmósfera sencilla, con connotaciones rurales, donde la
recolección de moras o higos son epifanías que recuerdan un ambiente humilde,
como las colinas que muestra el film en la Toscana. El telón de fondo es
distinto, porque es casi el fin de la guerra en la historia de los Taviani; y
aquí en la estructura del libro de Norma Etcheverry, predomina el clima funesto
de pequeños períodos democráticos abortados por dictaduras o populismos –como
lo refiere el poema sobre la muerte de Perón–, que sólo conciben la
homogeneidad bajo la figura de un líder, y luego al desaparecer éste, sus consecuencias
en forma de dictadura y guerra.
Ese clima de
sencillez, como si se tratara de un cuento de Cesare Pavese, ofrece ángulos muy
sentidos, como evocar a la madre costurera, o la caja del padre con fotografías
antiguas y un recorte de periódico que anuncia el derrocamiento de Yrigoyen. En
ese caleidoscopio no faltan el invierno y las calles de tierra escarchadas,
camino a la escuela, o la irrupción del verano, el río y sus pescadores.
Esta tensión tiene
otro punto de apoyo, que es la evocación de ciertos lugares en República Checa
donde se habla del comienzo de un amor o el recorrido por el cementerio de
Josefov. Sin proponérselo, la poeta, al articular esta tensión entre Argentina
y República Checa, trae de algún modo la
primavera sofocada con armas en el '68, flotando como un eco.
Norma Etcheverry en
sus vivencias no ha dejado escapar nada. Nos propone la entrada en un museo de
esperpentos. Está el Informe Rattenbach y también está la Jota Pe. En este
museo se suman las resonancias. Porque Italia termina la guerra, comienza su
período democrático y tiene el mayor Partido Comunista de Occidente. Son los
años '50 y éste planteaba que ellos solos eran el pueblo. Estos planteos
mesiánicos culminaron en los '60 con la formación de las Brigadas Rojas y el asesinato
de Aldo Moro. El libro no lo dice, lo sugiere, y sus resonancias articulan
muchos versos. En cierto modo este libro es un pasaje por autopista a la edad
de la razón. Porque las vastas movilizaciones populares del pasado, dejaron
varias asignaturas pendientes, entre ellas, ¡las ideas de otros no merecen ser
escuchadas!
Como en "La noche
de San Lorenzo" o como en "La luna y las fogatas", la hierba en
la noche, el ondular de la higuera, reciben un reflejo de la luna, y esa es la
felicidad de los humildes. También están los trenes que cruzan el pueblo, y van
en distintas direcciones. Si estos trenes fueran en una sola dirección,
estaríamos en problemas.
Foto: Norma Etcheverry en la Isla Paulino, el 7 de
octubre de 2018, día en que el grupo Hybris inauguró la Biblioteca Isleña
Miguel Ruscitti. Fuente: C. C.
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