jueves, 18 de diciembre de 2014

Jorge Anagnostópulos


Delia

En el jardín de los sueños
arrojabas el dorado maná.
Eras la llamadora de pájaros.
Pájaros y rosas.
Como en los versos del persa.
Tu cuerpo cedió a los años.
Te fuiste.
Un aleteo de alas invisibles
detiene mi pensamiento.
Te nombro en silencio.
Eras tenue ilusión.
Como el velo de una novia.


Eva Duarte

Entre todas las mujeres tu nombre.
En la ardiente historia,
las garras del tigre y del amor.
Hubiera querido salvarte del caos.
De la furiosa vida que hiere.
Del invierno de tu hora.
Del cáncer y las flores.
Entre todas las mujeres tu rostro.
Y una constelación de estrellas.
Dos fechas y la breve línea recta.


El sueño elemental

A Berisso

En esta ciudad cosmopolita,
como Roma, ciudad abierta,
padre y madre alcanzaron
el sueño elemental: un hogar,
hijos, una casa blanca y un huerto.
De ellos mi melancólica heredad.


La imagen

Un hombre intramuros,
entregado al juego de la dicción,
deshilvana la conjura de su vida.
Mira la casa natal y el huerto.
Sabe por el escorzo de grises
que es invierno.
Le gusta el calor del hogar
y el aroma del café.
El gesto del gato,
mirando la puerta cancel,
señala un tenue resplandor.
¿Es propio de la luna o del gélido neón?
Resplandece la imagen en el umbral.
Las manos extendidas traen flores.
Cárdenas como una súplica.


La otra casa

Allá la morada que el verde aparta
y un cielo incierto confina.
Allá la voz del pájaro que mide
mañanas y noches prematuras.
Allá la caja estrecha, el vestido austero.
Más es lujo.
Abren claustros en la tierra las hormigas
y ágiles gusanos ejercen su oficio:
deshacen lo que no es necesario.
Estas cosas pensé en nuestra casa.
Aquí tus días y tu ceniza.
¿Adónde mi fuego y mi nada?
Nadie será mi nombre mañana.
Y la gota de miel o de rocío
seguirá cayendo sobre la hierba.


Las pirámides ya son el desierto

Las famosas formas geométricas
–el perfecto tetraedro–
vanamente reproducen faraones
bajo el círculo de fuego.
El viento perseverante
devuelve el grano de arena
al desierto sin nombre.
Fagocita esclavos, arquitectos sin ojos.
Resignados sacerdotes, espurios dioses.


La moneda del tiempo

El impuro y el virtuoso comparten
el mismo deseo: vivir en la eternidad.
La sombra de la confusión abunda
y la moneda del tiempo es el precio
que pagamos por cada decisión.
¿Debo sospechar de lo que quiero?


Holanda

De todas tus ciudades, una fue el rostro del amor.
De bruma y felicidad la huella que en mí dejaste.
Nada hay en tu seno de prohibido.
En el encanto de tus noches fui Caín y fui Abel.
Y fui, en tu cauce, un griego dionisíaco.

Fuente: La moneda del tiempo, Jorge Anagnostópulos, Editorial Dunken, Buenos Aires, 2014.

Jorge Anagnostópulos nació en Berisso, Provincia de Buenos Aires, el 12 de abril de 1952. Reside en su ciudad natal. Es egresado del Liceo Víctor Mercante y de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, ambas instituciones pertenecientes a la Universidad Nacional de La Plata. En esta ciudad trabajó como Arquitecto Supervisor de Obra en el Teatro Argentino de Las Artes y del Espectáculo. Actualmente, se desempeña como arquitecto en el Instituto de Infraestructura de la Provincia de Buenos Aires. En el campo de las letras, comenzó publicando Cartas griegas (narrativa, 2009), libro que lleva prólogo de Horacio Castillo. El mismo fue declarado de interés municipal por la Secretaría de Gobierno de la Ciudad de Berisso y obtuvo la “Faja de Honor” de la Sociedad de Escritores de la Provincia de Buenos Aires, correspondiente al período 2009-2010. El texto “Lo inevitable”, incluido en dicho libro, fue seleccionado para participar en la exposición “Trilogía de la Privacidad” en Barcelona, España (2010) y en Catania, Italia (2012). Posteriormente, dio a conocer El viaje de los días (narrativa y poesía, 2012), que recibió la “Faja de Honor" de la Sociedad de Escritores de la Provincia de Buenos Aires, correspondiente al período 2011-2012. Su obra literaria publicada hasta hoy se completa con La moneda del tiempo (poesía, 2014). Este año, además, la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Berisso le otorgó el premio “Daniel Román” por su aporte a las letras berissenses.

Foto: Jorge Anagnostópulos. Fuente: El viaje de los días, Jorge Anagnostópulos, Editorial Dunken, Buenos Aires, 2012.

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