jueves, 6 de febrero de 2020

Jorge Chiesa


Dos perros

Mi padre compró un perro nuevo
en reemplazo del perro muerto.
Eso fue hace diez años y desde entonces
pasaron muchas cosas en el medio:
Mi padre tuvo un accidente y casi se muere.
Ahora el que está por morirse es el perro nuevo
en el patio interno:
un lugar donde los brotes del pánico
han empezado a cubrir las paredes.
Para combatirlo repetimos la historia
de tener hijos
de comprar perros
cuando no deberíamos hacerlo
cuando debería ser suficiente
con dos perros muertos.

Fuente: Los libritos, Jorge Chiesa, Goles Rosas, Mar del Plata, 2011.


1

Desde el colectivo en movimiento
se queda mirando un pueblo
llamado Coronel Vidal.
Sea de día, sea de noche,
nunca nada se mueve
en esa clase de pueblos.
Nadie alzando la mano,
invitándolo a bajar.
Ningún gesto de amparo
en medio de tanta
desolación.


2

A lo mejor quiero decir la imagen sesgada de un pueblo
viviendo solo en la llanura,
o de unas pocas almas viviendo una vida de pueblo:
casas de ventanas y puertas abiertas
de gente que barre la vereda bajo la luz tenue
o anda en bicicleta al ritmo de los perros.
A lo mejor quiero decir todo eso
en el ojo de un observador que se desplaza,
durante todo un invierno entre dos ciudades,
tironeando entre lo que se posee
y no se posee.


7

Al principio son pequeñas diferencias,
fisuras, si se quiere, de la trama.
Luego peleas que,
como desperfectos de la tela,
atentan contra la vida
tejida en común.
Entonces eso que llamamos familia,
ese lugar, se desgarra.
De pronto la separación equivale a la distancia
que una de las partes debe recorrer
para arribar al desencuentro
de su pasión.


13

Hablo de cerrar los ojos y sacarse las ventosas
de la cabeza.
De tomar vodka y dormir envuelto
en pieles de oso
durante todo un invierno,
esperando la primavera pero sintiendo
que hay nieve por todas partes.
Nieve en las manos,
en las axilas,
nieve en los ganglios.
Fecunda,
silenciosa nieve cayendo
dentro de uno.


14

Soñar con un plato de comida y una cama
luego de un trabajo pesado
es todo lo que pido.
Dormir en el interior de un iglú,
junto al calor de los rescoldos.
Pasar una temporada aprendiendo de los esquimales
que viven en casas idénticas y encienden un único fuego.


15

De eso se trata la escritura:
de volver adonde no se puede volver.
La imagen de un balde rojo
con dos peces negros
nadando en círculos.
Esas son las tierras de la memoria.
Impresiones de toda una vida; nada más.
A pesar de todos los cuadros,
lo único que Rembrandt quiso pintar
fue un poco de polvo
flotando en el interior de un rayo de luz.
Luz que solía iluminar
las entrañas del molino de su padre.
La forma que tenía ese polvo deslumbrante
de transformarse en materia; nada más.


18

Cada vez que paso por un pueblo como Vidal
me pregunto si realmente estaría dispuesto
a bajarme justo en ese sitio
y nunca llegar a destino.
Hacer de cuenta que yo también
soy pasajero en extinción,
pariente lejano del gran Wakefield.
Me pregunto si eso sería posible:
bajarse en un pueblo en medio de la nada,
en busca de casa, manta o piel,
donde envolverse y simplemente
desaparecer.

Fuente: Un invierno ruso, Jorge Chiesa, Olmo Ediciones, Buenos Aires, 2012.


7

Aunque esto no deje de ser una idea,
primero fue la palabra y después la idea
y por eso, como dijo el poeta,
se trata menos de buscar palabras para tus ideas
que ideas para tus palabras.
Ellas son el punto de partida,
eso a lo que aferrarse y que sirven para iniciar
esta narración que por incapacidad
llamo poema.
El lenguaje vendría a ser algo así,
una incapacidad, una linterna confusa
encendida de a ratos,
que está aprendiendo a enfocar
en el interior de un cuarto
lleno de oscuridad y sucesos.
Con haces de luz que pretenden captar
imágenes deshilvanadas,
encandilando por un instante
las palabras que te definen
y no paran de moverse
como abejas enloquecidas.


8

Todo lenguaje proviene
de su propio diálogo
con el silencio,
como si las palabras nacieran
de la sequía
de una gran luz
pero en seguida buscaran
un poco de sombra en la voz,
y eso las aliviara.
No el hallazgo
de una voz
sino el asilo
de una sombra.
 

9

Me pregunto si un grafólogo
podría revelarme algo importante,
eso que todo hijo debería saber
acerca de su madre.
Un rasgo inevitable de su carácter
o una faceta desconocida,
incluso para ella misma,
oculta en su propia letra.
La explicación del porqué
de nuestra relación enterrada,
y de todo aquello que saldría a la superficie
por obra y gracia de una ciencia
aplicada a hurgar en la escritura.

Fuente: El animal equivocado, Jorge Chiesa, La Bola Editora, Mar del Plata, 2014.


3

Me quedé mirando una botella
mantenerse a flote y derivar
en el agua silenciosa de la laguna
mientras buscaba palabras duraderas
antes de nombrar las cosas
pero también para mostrarte que a veces
hay dignidad y belleza
en las cosas que se abandonan.
Que no sea viento, me pediste,
quien decida.
Pero cómo hablar un lenguaje
más resistente que nosotros,
que el vidrio de una botella
cuyo único mérito consiste en saber flotar
y estar vacía.


8

La boya de color rojo
flotó toda la tarde entre los juncos,
alargados y verdes,
mientras el pescador esperaba verla hundirse,
verla desaparecer.
Quién no ha deseado
después de años de sequía
ser arrastrado hacia lo profundo
por una fuerza invisible.
La vista fija,
castigada por el reflejo
del sol en el agua,
y aun así
a la espera de un acontecimiento,
de una ilusión.
Porque algo hay que mirar.
No hablo del momento cruel
del pez colgado por la boca
sino lo que pareciera decirnos
la modesta lección del ojo
en su silencio y desnudez.

Fuente: Las nubes, Jorge Chiesa, Municipalidad de Las Flores, Las Flores, 2019.

Jorge Chiesa nació en La Plata el 27 de noviembre de 1969. Obedeciendo a su pasión por el surf, en 1996 se mudó a Mar del Plata, donde reside desde entonces. Es abogado, narrador y poeta. Su obra publicada incluye: La pesquita (poemas, Dársena 3, 2007), Los libritos (poemas, Goles Rosas, 2011), Nilsen (poemas, Ediciones Suárez, 2011), Dinamarca (cuentos, Ediciones Suárez, 2011), Tony (novela, Clase Turista, 2012), Un invierno ruso (poemas, Olmo Ediciones, 2012), El animal equivocado (poemas, La Bola Editora, 2014) y Las nubes (poemas, Municipalidad de Las flores, 2018). Obtuvo, entre otras distinciones, el “Premio Municipal de Literatura Osvaldo Soriano” de la ciudad de Mar del Plata en cuento y poesía (2009), el primer premio en el concurso de poesía “Premio Fundación Banco Ciudad” (2012), organizado por la Fundación Victoria Ocampo y Olmo Ediciones, y el primer premio de poesía en el “Concurso Nacional de Cuento y Poesía Adolfo Bioy Casares”, organizado por la Municipalidad de Las Flores (2018).

Foto: Jorge Chiesa. Fuente: Suplemento de Cultura, diario La Capital, Mar del Plata, 22 de junio de 2014.

7 comentarios:

  1. Me conmovió la reflexión sobre el lenguaje. Muchas gracias.

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  2. Excelente poesía la de Chiesa.

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  3. Qué buen poeta, César! Gracias por hacérmelo conocer. Uno se alegra con estas gratas sorpresas. Mis felicitaciones para el autor. Abrazo grande.

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  4. Muchas gracias por los comentarios y mi agradecimiento a Cesar Cantoni. Coincidencia con Gustavo Rosendi de quien guardo este poema: "Comenzamos cavando como si
    fuera nuestra propia tumba
    Pero cuando el cielo escupía fuego
    nos dábamos cuenta
    que era un buen hogar
    después de todo".

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  5. Excelentes poemas, tenías razón querido César, son muy buenos, un verdadero placer leerlos. Me gustaría tener algún libro, por ejemplo, Un invierno ruso, o Un animal equivocado (del que el poema 9 promete y mucho)...en realidad, todos muy interesantes. Gracias, César!

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