lunes, 17 de noviembre de 2014

Silvia Montenegro


Mujeres

Me siguen.
Caminan por la misma senda.
Saben que no tengo y, sin embargo,
parecen regocijarse.

Soy la vaca flaca.
Los siete años de vacas flacas.
No les pidan más velas a mis santos.

Mujeres vendiendo al por mayor
lo que les quitaron al por menor.

Adónde van con alas de tiburón colgando de sus fauces.
Adónde voy cuando no alcanza con arrodillarse.

Soy el pez en el anzuelo que desemboca en mi propia sed.

Nadie te regala nada y está bien.
Comprar, vender, atorarse de pasto seco
y tragar como se pueda la única lágrima.

¿Quién tiene un hijo o diez hijos y canta?
¿Quién sonríe de verdad sin antes lamer el éxtasis de la tristeza?

Cada una lleva su ciudad oculta,
el paso firme, una granada en los ojos.


La rubia de enfrente

El que goza su cuerpo nunca sabe
cuándo respira
cuándo es astuta
cuándo besa de verdad.

No sabe de domingos al pie de la nada,
ni de eso que duele en la tarde
y no el día después.
De eso que es hoy,
porque mañana es viejo,
y de puro viejo es triste.

Los hombres sin luz comen de su luz
y ella chorrea entre sus piernas el jugo que más les gusta.

El después
será entregarse a un mandala indescifrable.

Nada que se parezca al amor.

Las pasiones son un ombligo gigante
y no hay dónde hacerse fuerte.


Plaza Miserere

No soy ellos
pero entre ellos escribí la sombra.

Borré la sombra y encontré un túnel.
Había una desembocadura
y era una plaza
con restos de mí entre las palomas.

Una gran puerta se abrió.
Una herida se abrió.
Era yo una paloma sin canto.

Fui entonces a tenderme bajo el silencio del biguá.
Quise escribir eso y decir la luna canta como Amy.
Pero mi voz es un tren que no frenó.
Un tren que siguió caminos sin ungir antes del vacío.

No soy ellos pero entre ellos veo mi rostro.

Puse mantel de flores y serví agua en una copa azul.
Vino hacia mi mesa el zumbido de los que duermen en mantas húmedas.
De mi brazo nació una araña, un hilo negro y dulce
sosteniendo lo insostenible.

No soy ellos pero con ellos me hundí en la noche.

Lo real es un pasillo en demolición.
No sé qué me pasa, en qué vida soy.
En quién escribo cuando los recuerdos llegan
y quedo sin blindaje, sin techo lo púrpura.
En las horas sin pájaros
soy ellos entre sus rostros aunque no vea el mío.

Hay días así,
desmoronándose.


Fotografías
(Fragmentos)

Subo la escalinata que me lleva al barrio de San Blas.
La altura redime. Un minuto sin oxígeno y habrá tregua.

Conozco esas ausencias. Advierten lo invisible que soy.

Entro en un callejón.
Mineral de cofradías. Mercado de almas y cerdos y cabezas de pescado.
Trance. Música en el ombligo. Doy la cámara para verme feliz.


***

Persigo la ráfaga. San Salvador y hembras anoréxicas.
Un toque de alcohol para engullir.
No distingo lo femenino de lo humano.
Pisco. Aguardiente. Un algo que me deje culo pa’ arriba.
Y desde allí el latido, el escombro, las monedas doradas de Sudamérica.


***

Una imagen bella de Buenos Aires es una imagen muerta.
Pérdida de conocimiento. Golpe en la nuca. Lo breve mil veces hambre.

¿Habré sacado yo esta foto o se disparan solas las balas
en las almas solas?

Fuente: La bruma, Silvia Montenegro, Barataria Libros, Buenos Aires, 2014.

Silvia Montenegro nació en La Plata en 1961. Es egresada de la Universidad Nacional de La Plata. Publicó los siguientes libros de poesía: Sobredosis de alma (Sudestada, 2001), El diablo pide más (Ediciones Último Reino, 2004), Los príncipes oscuros (Ediciones Último Reino, 2008) y La bruma (Barataria Libros, 2014). Fue invitada a numerosos festivales de poesía, entre ellos: Festival Internacional de Poesía de la Feria del Libro de Buenos Aires, Festival Internacional de Poesía de Michoacán (México), Festival Internacional de Poesía de Trois Riviere (Quebec, Canadá) y Festival Internacional Transpoesía (México). Figura en antologías poéticas publicadas en Argentina, México, Perú, Italia y Alemania. Algunos de sus poemas fueron traducidos al francés, al alemán y al italiano. Entre 2009 y 2012, se desempeñó como Secretaria General de la Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina (SEA). Reside en City Bell.

Foto: Silvia Montenegro. Fuente: Gentileza de Silvia Montenegro.

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